DIRECTORIO DE PLANTAS DEL HOTEL SUNDANCE

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DIRECTORIO DE PLANTAS DEL HOTEL SUNDANCE

PLANTA 0: Tablón de anuncios, restaurante, bar, cabaret, juegos de mesa.

PLANTA 1: Artículos y especulaciones sobre la Guerra Civil Española.

PLANTA 2: Relatos.

PLANTA 3: Literatura


24 de julio de 2011

PLANTA 1 - HABITACIÓN 06

Cuando veis este blog con entradas sobre la Guerra Civil Española seguro que mas de uno de vosotros/as os preguntáis si tiene alguna ideología concreta. ¿Este Sundance se dedica a la "Memoria histórica selectiva"? ¿Es del bando de los que perdieron? ¿Lo es del que la ganaron? "Dice ser del que perdió la contienda pero se le ve el pelo de facha". "Dice que es neutral pero se le ve el color rojo", etc, etc.  Pero no, rotundamente no. Se equivoca quien piense así.

Esto de los blogs es un poco como ir quitándose ropa delante del todo el mundo, Así que como no tengo nada que ocultar, ni que perder, si no todo lo contrario, os dejo este poema de Sánchez Ferlosio ("Milonga del moro judío") cantado por el gran Jorge Drexler.

Me identifico totalmente con esta letra y, aunque se puede interpretar con muchos otros conflictos, pienso que resume muy bien lo que opino sobre la Guerra Civil Española. Ya se que no estoy en posesión de la verdad absoluta, que más quisiera yo, ¿pero? ¿hay quien se sienta seguro de estar en posesión de ella opinando sobre la GCE?

Creo sinceramente que entre las dos fotos de muertos que dejo aquí no hay ninguna diferencia ("no hay muerto que más me duela") y que las banderas que veis no son más "que un trozo de tela triste" y que, por supuesto, "cualquier quimera" vale más que cualquiera de ellas.

Aquí va la letra:

Milonga del moro judío (R. Sanchez Ferlosio)

Por cada muro un lamento
en Jerusalén la dorada
y mil vidas malgastadas
por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento
y aunque sangro de tu herida,
y cada piedra querida
guarda mi amor más profundo,
no hay una piedra en el mundo
que valga lo que una vida.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío
ni cuales son mis hermanos.

No hay muerto que no me duela,
no hay un bando ganador,
no hay nada más que dolor
y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela
no importa el disfraz que viste,
perdonen que no me aliste
bajo ninguna bandera,
vale más cualquier quimera
que un trozo de tela triste.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío
ni cuales son mis hermanos.

Y a nadie le dí permiso
para matar en mi nombre,
un hombre no es más que un hombre
y si hay Dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso
seguirá, yo me habré ido;
rumbo también del olvido
no hay doctrina que no vaya,
y no hay pueblo que no se haya
creído el pueblo elegido.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío
ni cuales son mis hermanos.

Aquí la voz:



Esto, sintiédolo mucho, son los muertos. ¿sois capaces de adivinar a qué bando pertenece cada uno sin conocer de dónde proviene cada foto?





Y , por último, los "trozos de tela triste"




4 de julio de 2011

PLANTA 1 - HABITACIÓN 03

LEÓN FELIPE Y EL FRENTE MADRILEÑO

León Felipe (segundo por la derecha) en un “acto por la defensa de la cultura popular”, organizado por la Alianza de Intelectuales Antifascistas en el Teatro Español de Madrid el 1 de noviembre de 1936, a su izquierda Max Aub.  Fuente: Diario Ahora, lunes 2 de noviembre de 1936.


Para Fernando García Labordena, en el recuerdo.

Felipe Camino Galicia de la Rosa, más conocido como León Felipe, el poeta del exilio, del éxodo y del llanto, nació en Tábara, un pueblo de Zamora, el 11 de abril de 1884. Lo que trae al “pulgón”, a la voz molesta, al poeta maldito a nuestras páginas es, por supuesto, su relación especial con la Guerra Civil Española y su paso por la ciudad de Madrid. Y digo “especial” porque León Felipe fue un caso aparte en su reacción ante lo que ocurrió en julio de 1936.

León Felipe se encontraba por esas fechas en América desde que en 1922 se trasladase a México para trabajar de bibliotecario y profesor de literatura española en varias universidades. De ahí a pasó a Estados Unidos y luego a Panamá, donde ejercía como agregado cultural de la embajada española cuando estalló la guerra. Un periodista local (Argain) criticó las ideas del poeta en una crónica de una de sus conferencias, llegando a acusarle de “comunista”. Esto, unido a la manipulación de las noticias que llegaban de España, enfureció a León Felipe (de ideología anarquista) que decidió abandonar Panamá y volver a su país, no sin antes intentar radiar una alocución al pueblo panameño (“Goob bye Panamá”) que fue prohibida por las autoridades del país. Como muestra un botón que, todo hay que decirlo, está de plena actualidad: “Y cualquier necio, con unas fauces de energúmeno, se ha subido siempre al primer banco de la plaza pública para ofrecerle una oratoria enconada y purulenta al mejor postor. Pero hoy con el radio, sin censura, sin escrúpulos y sin pudor, todos los mastines que saben ladrar bien se han convertido en speakers y no sólo propalan con sus aullidos noticias falsas e ignominiosas si no que las comentan y hasta filosofan sobre ellas”. Y más adelante: “Me voy porque quiero saber la verdad sobre la tragedia de mi Patria y nadie me la dice. Ni los mastines, ni mis amigos tampoco. Quiero encontrarme frente a frente con la realidad exacta e inmediata porque la otra, la verdad de mañana, esa ya la sé”.

El caso es que, forzado por las circunstancias o no, León Felipe hizo lo contrario de muchos intelectuales españoles: regresó a España en lugar de alejarse corriendo. El 1 de noviembre de 1936 ya le tenemos en Madrid, en el Teatro Español, junto a Max Aub, como atestigua la foto que introduce al texto. Y si buceamos en al Archivo Rojo le volvemos a encontrar en dos instantáneas de M.P. durante una visita a las escuelas instaladas en el frente madrileño (la ficha de la foto dice que en el sector “Casa de Campo”).



Fotos de M.P. (Ministerio de Propaganda) pertenecientes al Archivo Rojo en la que se ve a León Felipe visitando el sector Casa de Campo. Signaturas: AGA_F_04069_56065_001 y AGA_F_04069_56066_001





León Felipe y su mujer, Berta Gamboa, en las trincheras de algún lugar indeterminado del sector de la Casa de Campo. En la foto de arriba la procedencia indicaba que el militar que les acompaña es el teniente coronel Melero, pero no me atrevo a asegurarlo porque seguro que hay quien tiene mejor ojo para los uniformes. 
Autor de la imagen: desconocido.


Pablo Neruda, en su libro de memorias Confieso que he vivido, dice de él que concurría con frecuencia a los frentes anarquistas de Madrid, donde exponía sus ideas y leía sus poemas. También que una noche, a la vuelta de una de sus conferencias, se encontró con él en el café de la esquina de su casa. León Felipe vestía esa noche una capa española y, al embozarse en ella y salir del café, le dio un golpe con el embozo a un miliciano “un tanto quisquilloso”. A los pocos pasos de salir ambos del café un grupo anarquista les pidió la documentación y se llevaron a León Felipe detenido. Dice Neruda: “Mientras lo conducían hacia el fusiladero próximo a mi casa, cuyos estampidos nocturnos muchas veces no me dejaban dormir, vi pasar a dos milicianos armados que volvían del frente. Les expliqué quién era León Felipe, cuál era el agravio en que había incurrido y gracias a ellos pude obtener la liberación de mi amigo”.

También se cuentan de él dos anécdotas bastante reveladoras de su personalidad, un tanto surrealista, dadaísta. Una es que (según cuenta Rodolfo Serrano) durante los días más duros de la defensa de Madrid, el poeta “proponía autoinmolarse prendiendo fuego a la biblioteca de la Alianza de Intelectuales Antifascistas.” Parece ser que Rafael Alberti “le quitó la idea argumentando que los libros tardan en arder y que eso le daría tiempo para dar marcha atrás en tal decisión.” Otra es que un día encontró un abrigo de pieles en un armario, se lo puso y se paseó por la sede de la Alianza. “Se asomó a lo alto de la escalera cuando entraban Cappa y Gerda Taro, que se encontraron con la extravagante figura de León Felipe, quien, con el rostro iluminado, les preguntó con grandes aspavientos: ¿Sois felices, hijos míos, sois felices? Cappa y Taro se miraron y exclamaron: El manicomio. Estamos en casa.”

Aunque la repercusión de la GCE en su producción literaria es innegable y abundante, la mención a la ciudad de Madrid es un tanto escasa pero de una gran calidad. En La Insignia (1937), “alocución poemática” como él la llama, destacamos un poema que en otros libros posteriores dedicaría a Inglaterra y a Lord Duff Cooper (Jefe del Almirantazgo de Inglaterra que dijo en el Parlamento Británico aquello de: “Todo lo que se ventila hoy en España no vale la vida de un marinero inglés”.):

Vieja raposa avarienta,
eres un gran mercader.
Sabes llevar muy bien
las cuentas de la cocina
y piensas que yo no sé contar.
Sí sé contar.
He contado mis muertos.
Los he contado todos,
los he contado uno por uno.
Los he contado en Madrid,
los he contado en Oviedo,
los he contado en Málaga,
los he contado en Guernica,
los he contado en Bilbao...
Los he contado en todas las trincheras,
en los hospitales,
en los depósitos de los cementerios,
en las cunetas de las carreteras,
en los escombros de las casas bombardeadas.
Contando muertos este otoño por el Paseo de El Prado, creí una noche que caminaba
sobre barro, y eran sesos humanos que tuve por mucho tiempo pegados
a la suela de mis zapatos.
El 18 de noviembre, sólo en un sótano de cadáveres, conté trescientos niños muertos...
Los he contado en los carros de las ambulancias,
en los hoteles,
en los tranvías,
en las mañanas lívidas,
en las noches negras sin alumbrado y sin estrellas...
y en tu conciencia todos...
Y todos te los he cargado a tu cuenta.
¡Ya ves si sé contar!

León Felipe abandonó España de nuevo en 1938 camino de México, país que no abandonó hasta su muerte ocurrida el 18 de septiembre de 1968.

León Felipe delante del arco central de la Puerta de Alcalá, foto tomada desde la espalda de la Puerta. También de autor desconocido.


Sin el poeta no podrá existir España. Que lo oigan las harcas victoriosas, que lo oiga Franco:
Tuya es la hacienda,
la casa,
el caballo
y la pistola.
Mía es la voz antigua de la tierra.
Tú te quedas con todo
y me dejas desnudo y errante por el mundo…
mas yo te dejo mudo… ¡Mudo!
¿Y cómo vas a recoger el trigo
y a alimentar el fuego
si yo me llevo la canción?

(de Español del éxodo y del llanto. 1939)


León Felipe en la calle Toledo a la altura de la confluencia con la calle de la Colegiata, aproximadamente el número 39 actual. Al fondo se aprecia el arco de la Plaza Mayor, el del mítico cartel de "No pasarán".






BIBLIOGRAFÍA:

-Felipe, León. Español del éxodo y del llanto, 1939.
El payaso de las bofetadas y el pescador de caña, 1938.
La insignia y otros poemas (1936/7)
Editorial Visor Madrid, Colección León Felipe. 1982.
-Neruda, Pablo. Confieso que he vivido. Ed. Seix Barral. 1974.
-Serrano, Rodolfo. “El poeta hipnotizado”. El País. 30 de marzo de 1997

J.M. Sánchez 2011


Artículo publicado originalmente en Frente de Madrid nº 18